En mis tiempos padecía
de un dolor en el pecho,
por el sufrimiento
que moría por dentro.
Me quemaba el alma,
el infierno.
Acontecía de día y
no sentía el viento.
Me acomodaba en una silla
que solo malos olores tenía
Me decía «sigue sin hacer nada»,
callada, tibia, empedernida tabla.
Amarrada de manos estaba
postrada a mis pensamientos negros.
Murmuraba de mí el cielo,
rugía por mí el infierno.
El Espíritu no quería
derrotar las cadenas,
aunque fuese mujer,
servía en la guerra.
El corral estaba abierto,
los ángeles hicieron lo suyo.
Mientras el humano pedía a gritos:
«¡Reprende, en el nombre del Divino!».
Genial, yo recién inicie con mi Blog, me encanta escribir, y veo personas con mucho talento, que maravilla.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Así es…y si en el camino te sientes cansado, no importa…escribe sobre ese cansancio. Te servirá de mucho. Saludes. Seguimos en contacto.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias por tus palabras, significan mucho para mi!
Me gustaLe gusta a 1 persona