Un grito de silencio por Nicaragua
que cada día se encoje como una ciruela madura.
Un brindis de licor barato por Nicaragua
donde toda su gente busca habitaciones vacías.
Un silbido agudo por Nicaragua
sin consciencia, sin rebeldía, ni dinamismo.
Una mordida a los traidores de Nicaragua
mientras los bancos llenan de amenazas al pueblo sin dinero.
Un día de ayuno por los restaurantes de Nicaragua.
Ahora solo es pan y queso, pinolillo en el vergel de los recuerdos.
Una imagen intacta por Nicaragua
en ese 19 de abril cuando nos mataban a patadas.
Un grito de silencio por Nicaragua,
para dejar pasar las vertientes secas que buscan agua.