La silla, la caja, el sombrero
y el libro en la mano del lector.
¿No existe mejor consuelo
que una soledad para ellos dos?
Sin la luz apagada, la taza vacía.
El canto de los pájaros
en las flores se desangran.
¡Qué naturaleza más llamativa
es la que se ve desde casa!
Nubes multicolores,
árboles de acacio se levantan
y yo, en la triste sombría,
no soy espanto, no soy alba.
La hamaca, la puerta, la palabra
todo tiene sentido en el pueblo que llama.
¿No es él quien teje su trama?
Y yo, solo observo mientras el silencio me atrapa.